Conquistando el día a día

Entre tanto ruido de alabanzas huecas es importante recordar méritos genuinos y valiosos como los de tantas personas afanadas a diario en perseguir los sueños de la silente clase media.

Desde hace tiempo muchos expertos vienen anunciando que la clase media lleva décadas declinando. Alertan de los riesgos que supone el deterioro de ese estamento que incluye el grueso de la población española; en torno a un 55% siendo el de la media estimada del resto de países de la OCDE un 61%. Obviamente, conforme la métrica utilizada, pueden darse algunas diferencias en los porcentajes indicados y en el ritmo y grado de debilitamiento. No obstante, lo que es un hecho es la tendencia a la baja en España y Europa y su aceleramiento en los últimos años, acompañada de una creciente probabilidad de que sus estratos inferiores caigan en la pobreza.

En lo que existe coincidencia generalizada y secular es en destacar la notable importancia de la clase media para la prosperidad y desarrollo de las naciones. Alguien dijo que es la fuerza motriz del crecimiento y el baluarte de la estabilidad. Raros son los que dudan que para el éxito y la cohesión de una sociedad es esencial contar con una clase media amplia y robusta. 

Si la consolidación y expansión de la clase media resulta crucial en términos de crecimiento económico, no menos relevante es el papel que juega en los distintos ámbitos sociales, desde la seguridad hasta la estabilidad política y el sostenimiento de los servicios públicos. Por ello, su decaimiento cursa en síndromes económicos y sociales de muy diversa índole. Entre estos, junto a los efectos negativos en la evolución del PIB y de la deuda, su influencia no es ajena a la caída de la natalidad, al envejecimiento de la población, al incremento de las desigualdades o al aumento de las barreras a las que se enfrentan los jóvenes.

Visto el panorama, ante las dificultades existentes para que la clase media pueda mantener el estilo de vida y posición socioeconómica que antaño se le atribuía, se explica que muchas personas, más que esforzarse por prosperar en la escala, lo hagan para no quedar descolgadas. Aún más, no pocos, entre ellos muchos jóvenes, por lo que batallan es por no caer en niveles de subsistencia subsidiada o no poder salir de ellos. Personas preparadas, que en otros tiempos podrían aspirar a mantenerse o acceder a la clase media hoy afrontan crecientes impedimentos para lograrlo.

Ahora bien, que sean tiempos duros para la clase media no supone la rendición de sus integrantes. Al menos muchos, desconozco la proporción, si bien de manera silenciosa y anónima, persisten día a día en su empeño de sobrevivir en la misma. Sí, sobrevivir, porque, para la mayoría, el objetivo es no perder los valores que implica la pertenencia a dicha clase. A tal efecto se esfuerzan cotidianamente en tratar que ellos y sus familias, especialmente sus hijos, puedan seguir disfrutando de los beneficios y conquistas sociales básicas que alcanzó dicha clase. Elementos esenciales para contar con los instrumentos y la confianza que precisa poder plantearse un proyecto vital ilusionante.

En este contexto hay un detalle que merece subrayarse. Que se trate de una suma de esfuerzos individuales cotidianos, supuestamente corrientes, no debe hacer pensar que sean poco relevantes y, menos aún, permitir que pasen desapercibidos. Dadas las circunstancias, que tantas personas mantengan el empeño de no dejarse arrastrar por el declinar de la clase media a la que pertenecen tiene mucho mérito. Conlleva un sinfín de tareas y sacrificios, no pocos de ellos extraordinarios. Frente a tanta incertidumbre económica y social, mantener el compromiso de estar a la altura de querer cumplir el afán de cada día y afrontar las inquietudes de cada mañana resulta muy meritorio y como tal debe ser más apreciado y reconocido.

Cuando tantos vanos méritos se difunden y alaban, agradecer a quienes con coraje y honradez logran ir conquistando el día a día, es obligado. A todos nos benefician y en gran medida del éxito de sus esfuerzos depende nuestro futuro.

2 comentarios sobre “Conquistando el día a día

  1. Javier, ya sabes que de cuando en cuando me sumerjo en tus escritos. Gracias por esta reflexión en la que por momentos me veo tan identificada. Es cierto que pertenezco a una generación en la que nos educaron en el esfuerzo y agradezco esa preparación para ahora no desfallecer en el intento de seguir adelante y de seguir luchando por mantener un nivel de vida a veces difícil de alcanzar. Gracias por detenerte a analizar, a valorar y a comprender. Me ha gustado mucho. Te mando un abrazo grande.

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