Resignificados

Escucho a muchas personas decir que están desorientadas y no es para menos. Cuestiones elementales que creían tener más o menos claras ahora resulta que tienen un sentido diferente y no pocas veces opuesto al anterior.

Aunque «resignificar» no figura en el diccionario, el término lleva tiempo en uso aludiendo a dar un nuevo significado a algo. En España ha adquirido notoriedad por su empleo para reinterpretar y dar un sentido diferente al Valle de los Caídos conforme los cánones social comunistas inspiradores de la Ley de Memoria Democrática (2022).  Norma que a su vez nació resignificada por los herederos de los terroristas de ETA quienes, para apoyarla, exigieron ampliarle la “memoria” hasta 1983. Así, aunque su revisionismo dice abarcar desde el inicio de la Guerra Civil hasta la Constitución de 1978, quienes creían que la democracia se reinstauró dicho año yerran: conforme la memoria oficial lo hizo en 1983.

Lo expuesto no es sino muestra de un largo proceso de resignificaciones promovidas por la izquierda, con el beneplácito retardado de la autodenominada derecha centrada, y que la sociedad ha venido asimilando a sorbos y tragos Porque si es propio de la progresía domeñar las instituciones y el marco jurídico, lo es más, y más peligroso, domesticar las mentes. Ambos objetivos los han alcanzado en gran medida si bien subsisten focos de resistencia que, al parecer, van expandiéndose, particularmente entre la juventud.

Resignificando, han ido alterando las ideas más diversas. Veamos algunos ejemplos sin orden ni concierto. Antes, no hace tanto, mentir era una falta de respeto reprobable porque supone engañar; hoy significa “cambiar de opinión”. El aborto estaba penalizado, salvo casos extremos, por cuanto implica acabar con la vida de un no nacido. Hoy, inspirados  en la elevada ética soviética y en su ley despenalizadora de 1920, primera del mundo, tras haber resignificado eufemísticamente su sentido, ya no se aborta, se interrumpe el embarazo y la excepción ha mutado en derecho.

Antes te presentaban a la mujer, al novio o a la amiga, hoy, a la pareja; término bien acogido pues equipara todas las relaciones y no hay que andarse con explicaciones. Eso sí, diluye el concepto de matrimonio, pero como este también ha sido resignificado, extendiéndolo a la unión entre dos personas de cualquier sexo, tampoco es que importe. Además cuadra perfectamente con la imperante ideología de género que iguala todas las diferencias deshumanizando la antropología. Quien creyese que ser del género masculino o femenino tiene una raíz biológica se equivocaba. Ahora la identidad sexual se elige, según uno la sienta, pudiendo escoger, sin límite, la categoría de género que prefiera para expresarla.  

Si  el suicidio estaba tipificado como muerte violenta, la eutanasia no; es muerte natural. Dicen que obedece a que en esta hay consentimiento; como si no lo hubiese en aquél. Es cuestión de cambiar la perspectiva, véase el concepto de Europa; si antes se enseñaba que era la península más occidental de Eurasia extendiéndose desde el Atlántico hasta los montes Urales, hoy, tras su resignificación política, se asocia sólo a la Unión Europea excluyendo de esa “neo Europa” a 23 países, entre ellos Rusia que aporta el 40% del territorio. 

Y qué decir del ámbito político, creer que a los comunistas no les va la libertad o que los terroristas de ETA eran partidarios de la violencia, es tener una perspectiva equivocada; los unos son abanderados de las libertades y los otros defensores de la paz. Hoy los peligrosos son los fascistas que, por arte de la resignificación, son todos aquellos que discrepan del pensamiento dominante. Y, si hasta ayer, los resignificadores afirmaban que, siendo España una democracia parlamentaria representativa la legitimidad del gobierno radica en contar con mayoría parlamentaria, hoy ya no es relevante; una vez alcanzado el gobierno el requisito sobra para mandar (antes gobernar).

De la historia para que hablar, la resignificación no ha dejado época sin revisar a gusto de todos los que odian la nación española; nacionalistas e izquierdistas a la cabeza. Como alguien dijo, es más fácil adivinar el futuro que conocer el pasado. Y la cultura otro tanto. Para muestra un botón, lo último en lo que están es en reescribir El Quijote desde una perspectiva woke, ecológica y de género. Sí, parece de locos, pero es lo que hay, están tan resignificados que no cejan de promover disparates.

Adictos a “cambiar de opinión” nada está libre de ser resignificado acomodándolo todo a sus bajos intereses coyunturales; nada hay estable, todo es volátil. No es de extrañar que abunden los confusos y desorientados. Por mi parte, siendo este el artículo 333 de estas “reflexiones a pie de calle”, me quedo con lo que dicen sobre este número los numerólogos: tiene vínculos espirituales positivos, se asocia al equilibrio mental y encierra un mensaje de estar en el camino correcto.  

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