Mea culpa sectario

Si importantes pueden ser los pecados y los hay gravísimos, tan relevante o más es cómo se afronten. Estos días nos han ofrecido toda una lección magistral de cómo no debe reaccionarse.

De pequeños nos decían que debíamos tomar nota de los buenos ejemplos para imitarlos y de los malos para no repetirlos. Con este fin pedagógico merece la pena detenerse en las enseñanzas que los políticos de la progresía nos han brindado estos días sobre lo que podríamos llamar un forma sectaria de entonar el mea culpa. Y no es que sea la primera vez que imparten lecciones torcidas, pues son maestros experimentados, lo destacable del caso que nos ocupa es que concita todos los requerimientos para poder calificarla de lección magistral.

El caso nace cuando el portavoz de la coalición eco filocomunista Sumar, socia en el gobierno del partido socialista, un tal Iñigo Errejón, prototipo de político progre de extrema izquierda, propagandista del pensamiento woke y abanderado del feminismo radical es acusado de acoso sexual. Siendo uno de los inquisidores más beligerantes de la llamada violencia machista, la noticia de su dimisión y reconocimiento de la imputación prendió como la pólvora, desatando una crisis política en el seno de la izquierda alimentada por sospechas de encubrimiento por parte de sus camaradas.

Responsabilidades penales aparte, cuyo delimitación, quienes sí creemos en la presunción de inocencia, debemos dejar a la justicia, lo interesante del caso a los efectos que nos ocupa es cómo han afrontado los hechos tanto el protagonista como sus socios de partido, coalición y gobierno. Sintéticamente cabría decir que han reaccionado al más puro estilo sectario mostrándose tal y como son.

Generalmente al hablar de sectas se tiende a pensar en comunidades de carácter espiritual. Se olvida que el avance de la secularización social también ha operado en el ámbito sectario. De ahí que hoy las sectas puramente ideológicas y políticas además de ser las más relevantes hayan provocado la expansión del sectarismo antaño cuasi circunscrito a grupos pseudorreligiosos minoritarios. Lo que no han cambiado son sus elementos característicos; organizaciones cerradas y opacas, con una fuerte estructura piramidal jerarquizada, fanáticamente dogmatizadas, sometidas a una figura dominante implacable frente a cualquier crítica o disidencia.

Obviamente, para poder convivir en un ambiente sectario, sea por afinidad u oportunismo, que de todo hay, debe asumirse que sólo en la secta, nacida sin pecado original, reside el bien y la verdad. Sólo sus miembros conocen la bondad; virtud que, traducida a su lenguaje, los lleva a creerse los únicos genuinamente demócratas, feministas, tolerantes y defensores de los desfavorecidos. Los ajenos, por ser intelectual y éticamente inferiores, son enemigos de todo lo bueno; peligrosos fascistas a los que hay que combatir y eliminar.

Por tanto, siendo buenos per se, cuando son acusados de algo malo no cabe que asuman ninguna responsabilidad; ellos siempre son víctimas de una mala influencia ajena a la secta a la que endosan todas las culpas. Y esto es exactamente lo que han hecho los sectarios Errejón y colegas.

Como si se tratase de un autómata siguiendo el manual del sectarismo progre de izquierdas, el señalado, fue incapaz de entonar el mea culpa, al contrario, anunció su dimisión presentándose como víctima. Sin negar las acusaciones de agresión sexual, en un escrito tan cursi como hipócrita, mostrándose como un pobre damnificado digno de lástima, atribuye toda la culpa a la maligna influencia del heteropatriarcado y del neoliberalismo dominante. Han sido sus demonios los que, contaminando su alma pura sectaria, le han llevado a la perdición.

Seguidamente, como cabía esperar, sus compañeros de partido, coalición y gobierno, fieles a su sectarismo aplican también el manual. Se sienten dolidos y engañados, algunos sólo sabían que era un poco raro, le intentaron ayudar, abusó de su confianza, como feministas están en shock, no tienen intención alguna de dimitir, exigirán explicaciones al que ahora tachan de depredador machista y su partido establecerá un curso obligatorio sobre feminismo para todos los cargos directivos. ¿Alguien da más? Toda una lección magistral de un mea culpa sectario.

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