Generosidad y liderazgo

Pocas veces se escucha, pero cuando en un grupo se comenta la suerte que tiene alguien por tener un jefe generoso, los demás asienten sin vacilar. ¿Será que es algo extraordinario? ¿Un lujo? Quizás no son una rara avis pero mi impresión es que, por desgracia, los liderazgos generosos ni abundan ni se promueven.  

Vaya por delante que al hablar de generosidad no me refiero a nada que tenga que ver con dinero o cuestiones materiales. Se trata de otro tipo de generosidad más intangible y valiosa. Es ese rasgo de la personalidad que manifiesta espontáneamente un jefe al anteponer los legítimos intereses de sus subordinados a los suyos.

Un jefe generoso no se atribuye méritos de sus empleados, ni le duelen prendas aceptando sus éxitos; los reconoce y estimula dándoles visibilidad sin miedo a perder protagonismo. Es aquel que alienta la iniciativa y toma en consideración opiniones de subalternos; ¿cuántas buenas ideas no ven la luz porque no se les escucha? Es generoso el que se preocupa por la carrera de sus trabajadores y está dispuesto a compartir tiempo, conocimientos y experiencia sin recelos, sin verles como rivales potenciales.

Sería de suponer que hoy en día, cuando rara es la empresa o entidad que no hace gala de poner en el centro de la acción a la persona, la generosidad fuese una de las capacidades más valoradas. Al menos socialmente, en términos de prestigio, si es un valor diferencial. Pero cuando se repasan las cualidades más comúnmente  destacadas para lograr el éxito profesional pocas veces se halla la generosidad. Figuran trabajar en equipo, ser resolutivo, saber dirigir, comunicar, adaptarse, ser proactivo y otras del mismo tenor, pero ser generoso se menciona  más bien poco o nada.

Siendo una evidencia, subrayada por numerosos expertos en comportamiento de organizaciones, que la generosidad consolida avances, genera confianza, es un pilar del trabajo en equipo y revierte positivamente en la generación de talento y en el rendimiento de la empresa, ¿por qué no tiene el valor que merece en el ámbito laboral? Según otros expertos hay razones fundadas.

En las organizaciones a un trabajador generoso se le valora, es alguien grato, amable, pero el reconocimiento no llega más allá del aprecio de compañeros y subordinados. Porque en un entorno competitivo la virtud de la generosidad se interpreta como señal de debilidad. El jefe, el líder, no está para ser querido, su función es mandar y preferiblemente dominar. Para destacar y ascender no cuenta mucho ser una buena persona lo que se ha de percibir es que trabaja duro y obtiene resultados; que controla, domina y es resolutivo. Como afirmaba una investigación de la  Stanford School of Business de hace años, la bondad y generosidad no ayuda al logro del liderazgo: «Los chicos buenos no llegan a la cima cuando su grupo necesita un jefe dominante para guiarlos en un momento de conflicto».

Según parece esta opinión de que generosidad y liderazgo son poco compatibles aún debe estar muy asentada. Así, su efecto en le selección de jefes da la impresión de seguir siendo notable pues el hecho de que se considere algo extraordinario tener un jefe generoso es de por sí señal de su escasez.  Pero es que además todo indica que la idea sigue siendo transmitida a los más jóvenes. Véase el estudio de la Escuela de Educación de Harvard, prolijamente circulado en redes sociales, que revela que, la inmensa mayoría de los 10.000 alumnos de primaria y secundaria encuestados, valoran que «ser justo» o «amable» es mucho menos importante que «trabajar duro”.  

Personalmente opino que no hay incompatibilidad alguna entre jefatura y generosidad. De hecho pienso que un auténtico buen jefe ha de ser generoso y que la carencia de este rasgo en el liderazgo es un lastre  para el desarrollo de la empresa, de la sociedad y del país. Además, egoístamente creo que pocas cosas hay más satisfactorias que compartir la experiencia y conocimiento acumulado con las nuevas generaciones ayudándoles a que tomen el relevo celebrando sus éxitos.

4 comentarios sobre “Generosidad y liderazgo

  1. Estás dando en el clavo, Javier. En estos momentos el equipo ganador debe componerse de individuos preparados generosos y que no incluyan sus objetivos personales en el objetivo general de la sociedad. Deben estar dispuestos a sacrificarse en aras del bien común

    Me gusta

  2. En tantas reuniones compartidas siempre fuiste un jefe para el que nunca fue necesario un comportamiento dominante. Simplemente eras el lider generoso que alentaba y apoyaba las iniciativas e ideas que se te brindaban, sintiendote orgulloso y felicitando a las personas por los logros alcanzados, incluso muchos años despues de haber trabajado contigo. Gracias Javier, hay muy pocos lideres con ese talante y talento, deberias impartir alguna clase sobre como conseguir ese don.

    Me gusta

Replica a Hilario Domínguez Hernández Cancelar la respuesta