Hola amigo. Bienvenido. Sabía que estabas al caer.
Llevan tiempo pregonando tu llegada. Cada vez corren antes tus voceros. Recién cumplía seis meses tu antecesor ya nos vendían loterías navideñas. Pasó el verano, la vuelta al cole los puentes, los primeros roscones, las votaciones, las luces y apenas tragada la última uva, amanecemos con anuncios de rebajas. Hala, todos a descambiar lo que trajo Santa Claus de Laponia o lo que pongan los Magos de Oriente que, para eso, traen tickets regalo. Sin pausa le seguirá San Valentín, con mucho amor a la venta, la moda primavera verano, más puentes, las procesiones, las ofertas de vacaciones de ensueño y vuelta a empezar. Entretanto al tajo y ¡a jugar! que hay mucha liga y donde no llega el presupuesto igual alcanza la fortuna.
¡Ojo amigo! que esto de comprimirlo todo no es tontería. Convencido estoy que si pudieran te harían un lifting de temporada; baratito a plazos, y tocarían tus campanadas en el solsticio de verano, más cálido él, para evitar que tu sufras llegando a viejo y que nosotros no sepamos qué hacer con tanto tiempo, que además sale muy caro. Por fortuna querido amigo ni nos perteneces ni eres esclavo de nuestros caprichos. Como tus hermanos, estás sujeto a otra obediencia. Menos mal que vosotros si sois previsibles. Nunca falláis. Os presentías como de costumbre. Uno viene y otro va. Tic tac; un paso adelante y otro atrás.
A tu hermano ya caduco no le olvido. Le despedí como merece; muchas gracias y hasta pronto. Y le bajé al trastero de mis recuerdos. Allí guardaré su tiempo, a buen recaudo, pues mucho bueno me trajo y no menos me enseñó. De tanto en tanto, le haré alguna visita. Sacaré brillo a sus luces, que dan mucho confort, y barreré la hojarasca seca de lo malo que acaeció. Así, si ha de llegar el día en que mi presente sea más pasado que futuro, no habrá polvo sucio ni telarañas muertas que enturbien mi bienestar.
En cuanto a ti Año Nuevo, pareces uno más pero no es verdad. Ni anodino ni vulgar. Seguro que, a tu manera, vendrás a dar y quitar. A ofrecer un nuevo horizonte que aún por descubrir está. Por eso celebré tu llegada y desee felicidad. Tampoco tu tiempo es el mismo de los que han pasado y vendrán. No sé cómo serás. Te miré en el calendario y te vi de estreno; todo limpio y ordenadito en meses, semanas y días. El traje nuevo poco te ha de durar. A las marcas de tu heredad otras le han añadido ya. Pero aún queda mucha tela por cortar y no menos que aprovechar.
Tu nombre, 2020, puede evocar años locos, confío no se repetirán, y tu apodo «bisiesto» seguro que da que hablar. Y aunque soplan vientos turbios de mentiras y traiciones, asomando nubarrones y no poca inseguridad, no dejaré que enturbien lo principal. La familia, los amigos, los sueños por atrapar. Brindé por todo ello al sentirte llegar y, con la esperanza puesta en lo mucho bueno que tantos sabremos dar, volveré a alzar mi copa tantas veces como haga falta para vivirte hasta el final. ¡Un año más, qué gran oportunidad!

Tus reflexiones las comparto en su mayor parte. Ahora espero que me ilustres sobre la cuesta de enero…que es particularmente ardua para este jubilado.
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Me temo Hilario que la cuesta sólo hace que comenzar en enero ……….. Fuerte abrazo
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Muy bueno!
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Gracias amigo. No dejes de remar que fuerzas te sobran y tipos como tú hacen mucha falta.
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