Economía y pobres invisibles

Hay conductas para las que el refrán “No hay mejor desprecio que no hacer aprecio” se queda corto, como cuando, para vender lo bien que va la economía, se oculta la pobreza.

Siendo cierto que el adagio se cumple y la indiferencia es la mejor manera de tratar a quien ofende, hay agravios que exigen una respuesta más contundente. Suelen ser aquellos en los que, quien agravia, además de ofender falsea la verdad. Este ha sido el caso de unos comentarios y una soflama que casualmente escuché hace unos días  ninguneando, entre otros, a los pobres.

Primero, en un bar, unos tipos rebosantes de autosatisfacción comentaban muy ufanos que había que ser muy negativo y hasta retorcido para afirmar que la economía no va bien. Conforme su infalible métrica, visto lo concurridas que estaban las terrazas y las playas, se preguntaban donde se metían todos esos pobres de los que hablan algunos amargados. Bastaba ver sus miradas y ademanes arrogantes y jocosos para comprobar cuan degradante puede resultar la combinación de altivez, frivolidad e ignorancia.

La segunda declaración ofensiva del día la oí en la radio de un taxi. La  vicepresidenta del Gobierno y ministra de Hacienda, en uno de sus alardes de euforia incontrolada, había declarado en el Congreso que la economía española “va como un cohete”. ¡No va más! Obviamente la métrica de la Sra. Montero es tan suya, sesgada e interesada como la de los amigotes del bar. Todo lo que va fatal, como la ingente deuda, la pérdida de poder adquisitivo o el paro juvenil más alto de Europa, todo, se tapa bajo un espeso maquillaje y, aunque resulte miserable, a los pobres también se les oculta.

En esta exhibición de demagogia, o bien las cábalas de la ministra no incluyen datos sobre la pobreza en España o, en su concepto de economía no caben los pobres, que viene a ser la misma barbaridad. Porque, según la Encuesta de Condiciones de Vida del INE realizada en 2023, ni más ni menos que el 26,5% de la población vive en riesgo de pobreza o exclusión social habiendo aumentado respecto de 2022. Y, por categorías, entre aquellas cuyos ingresos están por debajo de la media nacional, aquellas que tienen una actividad laboral de baja intensidad y aquellas con carencia material y social severa, esta última creció del 7,7% en 2022 al 9% en 2023. Todo un éxito de política económica.

Ante estas cifras, que sitúan a España en el tercer país con más riesgo de pobreza de la UE, sólo por detrás de Rumanía y Bulgaria, tener la osadía de decir que la economía va como un cohete es un acto de desprecio intolerable. No cabe mayor menosprecio y falsedad que pretender descartar a todas aquellas personas que están detrás de datos tan duros como elocuentes. En una sociedad mínimamente sana no es de recibo afirmar que la economía va bien mientras existan tantas personas necesitadas. Menos aún enorgullecerse de la situación que para millones de conciudadanos es dramática.

Que un gobierno populista pretenda trasladar a la opinión pública semejante realidad falseada ya es delito, pero que existan personas, muchas personas, que en su egoísta, individualista y parcial visión de la realidad lo compre, es aún más grave. Supone que una parte de la sociedad está ubicada en esa anómala posición en la que el pensamiento se ha desconectado del lado bueno y su empatía ante el sufrimiento parece haber dejado de latir. Una posición que sólo se sostiene ignorando a los más vulnerables, despreciando a quienes, sea cual sea la causa, no cuentan porque no tienen nada que ofrecer en este mercado en el que están convirtiendo la vida.

A todos ellos les dedico mi más sincera repulsa. Con mi desprecio no basta, entre otras cosas porque como señaló con su fina ironía el ilustre Chateaubriand, “No se debe usar el desprecio sino con gran economía, debido al gran número de necesitados.” 

Gracias a Dios, frente a tanto desaprensivo que pretende que los pobres sean invisibles, también son muchos los que, ante tamaño fracaso social, dedican notables esfuerzos y recursos a ayudar a cubrir las carencias materiales de tantas personas necesitadas y a defender su dignidad.

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