Prueba inequívoca de la falsedad de las bondades de los paraísos comunistas y nacionalistas radicales es la ingente cantidad de exiliados que generan.
Por concretar, si bien expatriados los hay de diversos tipos, hoy, tras ver la concentración de venezolanos en la Puerta del Sol en contra de la ilegítima e ilegal toma de posesión del dictador Nicolás Maduro, toca hablar de exiliados; aquellos forzados a abandonar su patria por motivos políticos. Y no pretendiendo ofrecer una visión universal, pero sí de hermandad, me limitaré a señalar algunos casos de exilios en el mundo hispano.
Si bien a lo largo de la historia han sido muchos y de muy diverso signo los regímenes políticos que han llevado a las gentes a exiliarse, visto el panorama desde que nací, dejando aparte los millones de refugiados provocados por conflictos bélicos, sobresalen con mucho en el palmarés los regímenes comunistas y sus sucedáneos. Mención aparte merecen otros exilios interiores que, no por menos masivos, dejan de ser significativos; casos como los provocados por nacionalismos independentistas en España.
Si entrada la segunda mitad del siglo XX la libertadora revolución castrista provocó que en tres años 250.000 cubanos buscase asilo en EE. UU., la implantación y consolidación del paraíso comunista de obreros y campesinos se convertiría en una fuente continua de exiliados. Así, las estimaciones más conservadoras calculan que, hasta nuestros días, al menos un 20% de la población cubana ha abandonado su patria.
Con idéntica fobia a la libertad, otro ejemplo de dictadura comunista generadora de un exilio masivo es la nicaragüense del sátrapa Daniel Ortega. Siguiendo los pasos del castrismo, la creciente represión orteguista desde su triunfo en 2006 ha producido el mayor éxodo de la historia de Nicaragua. Sólo desde 2018 han abandonado el país unas 600.000 personas, en torno al 9% de la población.
Retornando al caso venezolano hay que reconocer que, entre el libertador bolivariano Hugo Chávez y su sucesor a título de dictador Nicolas Maduro, con su llamado “socialismo del siglo XXI” han logrado batir la marca de a sus compadres comunistas. Desde el ascenso al poder del chavismo en 1999 hasta la actualidad han conseguido que 8 millones de venezolanos, un 28% de la población, haya huido del paradisíaco socialismo bolivariano; otro sucedáneo comunista. Todo un récord; el mayor desplazamiento del mundo sin mediar conflicto bélico.
Del otro lado del atlántico, mirando hacia adentro, hallamos en España otro tipo de exilio hispano. Menos tumultuoso, más discreto y silenciado, hablo del exilio interior provocado por el nacionalismo radical amparado y promovido por el terror, el crimen, el chantaje, el amedrentamiento, la discriminación y hasta el intento de golpe de estado.
Contando únicamente los obligados a abandonar el País Vasco en “tiempos democráticos”, se estima que, entre 1977 y 2022, fueron más de 180.000 los exiliados interiores, un 9% de la población vasca. Un éxodo causado por la presión del terrorismo de ETA, responsable de más de 850 asesinatos y miles de víctimas, y un nacionalismo cómplice coincidente con sus objetivos independentistas.
Por su parte, el nacionalismo radical catalán si bien menos criminal que el vasco, pero en nada pacífico, pues entre sus activistas los hay responsables de atentados y víctimas, también es generador de exiliados interiores. Aunque no hay datos de personas desplazadas, a modo ilustrativo basta señalar que el clima de hostilidad y la inseguridad generada por el independentismo a partir del golpe de Estado fallido de 2017 ha llevado a más de 10.000 empresas a trasladarse a otras regiones; más del doble de las que han llegado a Cataluña.
Una pregunta queda en el aire, si los exiliados exteriores e interiores del mundo hispano no hubiesen tenido que expatriarse de sus patrias grandes y chicas ¿sería el mismo el resultado de unas elecciones en dichos territorios? Lo más probable es que no, pero lo que no hay duda es que nadie se exilia por gusto y que los regímenes de los que más huyen son de los paraísos comunistas e independentistas.
Por último, en estos tiempos tan dados al falseado revisionismo histórico y cuando el gobierno social comunista español celebra siniestramente la muerte de Franco para tapar sus vergüenzas y azuzar el frentismo que lo mantiene, un par de datos. El mantra del gran éxodo republicano no se sostiene. Si bien la cifra de exiliados republicanos provocada por la guerra civil llegó a superar los 450.000, apenas un 2% de la población española de 1936, la mayoría regresó a España finalizada la contienda.
Y en cuanto al negro, sanguinario y represivo régimen franquista que pretenden pintar, siendo mínimamente ecuánimes hay que reconocer que, salvo casos aislados, no sólo no provocó ningún exilio político numeroso sino al contrario, arribaron a España millones de extranjeros que, al parecer, junto a la inmensa mayoría de españoles, no se sentían particularmente oprimidos.
