Querido amigo:
Me comentas que cada día te sientes más inadaptado. Conociéndote no me extraña. Casi me dan ganas de felicitarle. No es que sea un placer, pero en los tiempos que corren sentirse inadaptado es síntoma de buena salud y bonhomía. Igual por eso, porque son más los sanos de lo que parece, cada vez afloran más inadaptados.
Entiendo que no te sea grato y te resulte incómodo. Nunca fuiste mucho de tirarte al monte. Es verdad que a los inadaptados se les tiende a asimilar peyorativamente con personas marginadas, raras y conflictivas. Hasta cierto punto es natural; a la grey no le suelen gustar los que se salen del carril y, en ocasiones, acierta. Recelar del diferente da seguridad al grupo y en su justa dosis puede no ser malo. Pero cuando el pueblo muta a rebaño el miedo que guarda la viña causa estragos. El carril se estrecha, todo se vuelve plomizo y árido, la desconfianza acecha, dudar es sospechoso, discrepar peligroso si no delictivo, la razón se allana y las lindes se tornan barreras; estas fuera o dentro. Durante un tiempo, por inercia, salvo los de natural rebeldes, las personas de orden como tú procuran acomodarse. Pero a medida que la atmósfera se carga de mendacidad, vulgaridad, e hipocresía, el aire del redil se hace cada vez más espeso y viciado. Los más alienados respiran satisfechos; ¡es la modernidad! proclaman. Otros, aferrados a sus miserias, colaboran a guardar el corral, muchos, por no arriesgar, disimulan, aparentando falso optimismo, pero no pocos, al hacerse el aire irrespirable, se ven obligados a saltar el cercado del aprisco; son los inadaptados por necesidad. Igual me equivoco pero creo es tu caso.
Cuando la sin razón campa a sus anchas y la mediocridad todo lo arrasa a golpe de oportunismo, no se requiere ser más o menos listo o tener muchos o pocos estudios para sentirse desplazado. Basta un ápice de sensibilidad y amor propio y a ti de eso no te falta. Negarse a aceptar la mentira como táctica y el todo vale como estrategia es sano y bueno y, si ello supone ser tachado de inadaptado, me temo que es lo que toca. Lo contrario, adaptarse y tolerarlo sólo embrutece y envilece aunque dé réditos. Ambos conocemos no pocos casos. Aún peor es pretender mirar para otro lado, refugiándose en pragmatismos interesados y en el “yo no soy partidario pero hay que vivir”; eso es sencillamente renegar de uno mismo y ponerse por montera al prójimo.
Así que amigo, lo que refleja tu sentimiento es que has optado por resistir lo cual, amén de ennoblecerte, ayuda y mucho a los demás, incluidos a los que te lo reprochen. Como nos enseña la historia, no tan lejana por cierto, siempre fueron las cualidades que encierra la condición de inadaptado las que sirvieron de refugio a la dignidad en épocas oscuras. Tantos han sido los lúcidos, movidos a tener que tomar partido, que tuvieron el coraje de negarse a ser parte del rebaño, y tanto el bien que han hecho, que habría que levantar un monumento a los inadaptados por necesidad. Optaron por permanecer erguidos frente a quienes les señalaban con la cabeza gacha y la nariz tapada. Merecen gratitud y reconocimiento.
Hoy creo poder afirmar que remar contracorriente ha dejado de ser rebeldía minoritaria de marginados. Como acontece cuando comentas una vivencia que creías única y descubres que es muy común, igual ocurre con los inadaptados por necesidad; dado lo tóxico del ambiente, somos muchos y en aumento los que tenemos la misma sintomatología. Así que tampoco te sientas tan raro. Eso sí, salvo que estés dispuesto a pasar por el aro porque es cierto que fuera hace más frío, visto el panorama la única esperanza está en seguir remando hasta que en el redil sólo queden los auténticos marginados conflictivos. ¡Mucho ánimo!
Con mis mejores deseos.

RAE:Que no se adapta o aviene a
ciertas condiciones o circunstancias.
Genial como siempre, querido Javier…me atrevería a decir que millones sentimos lo mismo y no somos raros… si coherentes.
Besos de una inadaptada
Me gustaMe gusta
Me alegra saber de ti Margarita. Raros, por diferentes, la verdad es que siempre hemos sido un poco pero esa es la gracia de la vida. Por eso lo de ser inadaptados lo llevamos mejor aunque lo ideal sería otra cosa. Cuídate y no dejes que te cambien.
Fuerte abrazo
Me gustaMe gusta